Pedro Solano acaba de terminar sus estudios y comienza, lleno de ambiciones, su carrera en un puesto internacional fronterizo. En su primera intervención del otro lado de la frontera una niña muere en sus brazos. Golpeado por el destino de esta pequeña, todos sus ideales, teorías, gráficos y cifras acerca del movimiento de refugiados en el mundo se desploman abruptamente. Su compromiso con un futuro mejor y más justo se verá trastocado por completo: pronto se encuentra desprevenido e impotente frente a los inesperados problemas de su trabajo.
Mientras tanto, en la oficina, el primer café de la mañana sale humeante de la máquina, los preparativos de navidad avanzan y la rutina del equipo de trabajo del puesto fronterizo continúa independientemente de los espantosos hechos que ocurren en el exterior. Burócratas y funcionarios holgazanes, directores de proyectos y expertos en gomeros luchan para preservar, bajo la apariencia de trabajo eficiente, sus propios intereses y privilegios. Prioridades principales: mantener la propia seguridad, protegiendo y controlando las fronteras. Y las fronteras están en todos lados, ya sea fuera, en la tormenta de nieve y frente a la alambrada, como dentro, en lo profundo del propio corazón.
Luego de una lucha contra el sistema, Pedro reconoce su impotencia y la certeza de que habrá más muertos. Lo único que le resta es un acto empatía: la transformación.
En su nueva obra, Familie Flöz persigue la esquiva utopía que promete a todos un hogar y que, sin embargo, está condenada a fracasar. El grupo, inspirado en la arquetípica figura del refugiado, entreteje un panóptico de los característicos personajes de Flöz con motivos de la novela Heidi.
El intolerable contraste entre la miseria de una familia forzada al exilio y la neurosis de burócratas por mantener su estatus en el corazón de Europa fue la inspiración para Familie Flöz, que combina en HAYDI! modos de narrar y representar en apariencia incompatibles. Rígidas máscaras y marionetas sin vida van al encuentro de rostros descubiertos, al juego visual se le suma una cacofonía de lenguas en forma de jeringonza y escenas de gran imaginación se ven interrumpidas por personajes grotescos y exagerados. La renuncia a una única línea formal y estética en HAYDI! manifiesta la imposibilidad de unir ambas narraciones.
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