No es una obra teatral, no es una conferencia, no es un monólogo, no es una exposición, pero tiene un poco de todo eso…y algo más.
“Un leñador no es un diseñador” es una dis-función creativa donde Joan Estrader con su peculiar visión absurda y delirante, nos sumerge en el mundo de la creatividad y el diseño para mostrarnos que la necesidad y la curiosidad pueden desembocar en objetos creativos, sugerentes, originales, humorísticos y sencillos.
Con ojos de gato, y con su peculiar visión absurda y delirante, Joan Estrader nos sumerge en el cerebro de un diseñador; para mostrar que a través de la necesidad y la curiosidad se pueden esbozar formas sencillas y creativas. Un homenaje a la simplicidad de los objetos.
“Proyectamos nuestra personalidad a través de los objetos que nos rodean.
Philippe Starck, el diseñador entre diseñadores, el rey Midas del objeto, es una marca en sí mismo. Su Juicy Salif, por ejemplo, el emblemático exprimidor que creó para la firma italiana Alessi, se ha convertido en icono del diseño industrial del siglo XX. Con sus 29 centímetros de altura y sus afiladas patas, Starck lo concibió como un limón exprimido sobre un calamar, pero para la mayoría de la gente lo que había tras aquella forma era una simple araña. Dicen que el creador no se cansaba de repetir tras presentarlo que “el exprimidor no fue creado para exprimir limones, sino para iniciar conversaciones”.
Ahí posiblemente se encierre el quid de la cuestión: la complicada relación entre forma y función”.
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