Lo terrible está contenido en lo bello. Los estándares inalcanzables, las modas, la presión por ser perfecto o las actitudes autodestructivas son algo común en nuestro siglo. No se puede evitar el bombardeo de tendencias nocivas que nos llegan a través de la televisión, la publicidad o las redes sociales. La mentira más común es aquella con la que nos engañamos a nosotros mismos. Creepy Crawly otorga piel y movimiento a las contradicciones entre el aparentar y el ser.
La obra reflexiona sobre el viaje hacia la aceptación de uno mismo. Dirigida y coreografiada por Jon López, bailarín que avanza a paso firme, y forma también parte (como freelance) de la compañía La Veronal (del Premio Nacional de Danza 2013 Marcos Morau) y de la valenciana Taiat Dansa.
La belleza es un préstamo, ya lo dijo Shakespeare. Habrá, pues, que disfrutar de ella mientras dure.
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