En estos tiempos en que la gente está más pendiente de fotografiar lo que come en los restaurantes que de saborearlo, en que a los glotones de toda la vida se les llama foodies y en que los cocineros se han convertido en estrellas de reality show, Mesa para dos cuenta los pormenores de la apertura de un nuevo restaurante.
Todo está preparado. Un equipo de alto nivel y una lista infinita de reservas. Pero un contratiempo les hará perder los nervios y desencadenar la histeria, al ritmo, eso sí, de los mejores gags del cine clásico mudo.
Un espectáculo de calle hilarante, en la mejor tradición del teatro de calle de protagonismo coral, en el que hasta los balcones se incorporan a la escenografía. El público abandona su condición de tal para mutar en actores, en clientes inesperados a los que el arrollador y trepidante tempo narrativo les hará olvidarse de subir fotos a su Instagram.
Hola, me interesa tener el contacto de la compañía teatral. Saludos.