De los estimulantes a los tranquilizantes, de la velocidad a los somníferos, de las píldoras para la potencia sexual a las anticonceptivas. Barbitúricos, zapping y gimnasio. Proliferación de mercancías. Lociones, llamadas perdidas, resultados deportivos, visitas guiadas al infierno hipotecado. La rueda del hámster. Máxima agitación como único modo de sentirse vivo. Personajes que cambiaron su biografía por un abultado historial clínico… y en mitad de tanta nada, apenas una pregunta: ¿Qué hace Ofelia en nuestra época? ¿Quién escucha su lamento antes de que se sumerja, definitivamente, en la corriente de la vulgaridad y el tedio? Es como preguntar por el sentido de la poesía en nuestro tiempo de velocidad y vacío. Entre la futilidad de los deseos y tragedias mezquinas de una familia, en su cotidianidad quebrada, un ser desvalido siente el impulso grande, vital, esencial, del arte. Un canto de cisne, unas flores arrojadas al río, la fragilidad de la belleza amenazada siempre.
Una experiencia que aglutina a artistas escénicos de distintas procedencias, disciplinas y tendencias, para crear una obra en que irradien todos sus conocimientos. Las actrices Carmen Barrantes y Laura Gómez-Lacueva (Nueve de Nueve), Rafael Ponce, actor y autor, alma mater de la cía. Esteve y Ponce, que tan fructífero recorrido tuvieron en los orígenes de la escena alternativa española; e Ingrid Magrinyà, bailarina de recorrido internacional; y de otra parte Eusebio Calonge y Paco de La Zaranda, con larga trayectoria sobre los escenarios del mundo.
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